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Al entrar en su último año de mandato, la administración del presidente Gustavo Petro presenta un balance económico de marcados contrastes, según revela un análisis de la cadena alemana Deutsche Welle (DW) que contó con la participación de expertos de Fedesarrollo. Por un lado, el Gobierno exhibe logros notables en la estabilización de indicadores macroeconómicos clave como la inflación y el desempleo.

Por otro, enfrenta serias advertencias sobre un creciente desequilibrio fiscal y una preocupante contracción de la inversión, factores que proyectan una sombra de incertidumbre sobre la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo.

Los desafíos: Tormenta fiscal y sequía de inversión

A pesar de los logros, persisten dos focos de alta preocupación que definen los mayores retos de la administración. El primero es un severo desequilibrio en las finanzas públicas. Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, advierte que Colombia registrará este año un déficit fiscal superior al 7% del PIB, calificándolo como el segundo más alto en 120 años de historia en un contexto de normalidad económica.

Esta situación, atribuida por los críticos a un gasto público por encima de los niveles prepandemia y al uso de la cláusula de escape de la regla fiscal, ha contribuido a un aumento de la deuda pública hasta el 61,2% y a la reciente rebaja en la calificación soberana por parte de Standard & Poor’s y Moody’s.

El segundo gran desafío es lo que Mejía denomina una «sequía de inversión». La tasa de inversión ha caído a solo el 16% del PIB, una cifra significativamente inferior al promedio histórico del 22%.

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